lunes, 31 de enero de 2011

en Sombra de la sombra, de Paco I. Taibo II; confieso que he leído


Tomás Wong (secretario del sindicato, anarquista) recorrió el almacén hasta el final buscando al encargado para preguntarle por los materiales. Cuando al fin lo encontró perdido entre rollos de tela éste le dio trescientas explicaciones inconexas sobre por que no habían llegado las maderas, y el chino pensó que se había montado un enjuague para robarle centavitos a la fábrica. En esto, Tomás era muy claro. Los trapiches de los empleados de confianza eran cosa de ellos. Si hubiera sido un sindicalizado, otro gallo hubiera cantado, porque había un código de conducta implícito que decía muy claramente que un trabajador peleaba de frente contra la fábrica, que si quería más dinero lo ganaba en el combate sindical, pero no robaba. El código pasaba de viejos a jóvenes y había nacido con el sindicato. Sus cláusulas, fijas pero no escritas por nadie, establecía otra multitud de pequeños usos, como el de nunca hablarle al capataz si no era por motivos de trabajo, o el de resolver los problemas de la producción por uno mismo, o cubrir al enfermo, proteger al cansado, apoyar y sostener al aprendiz.

martes, 18 de enero de 2011

Se llevaron a Luis (escrito en Marzo de 2009)

Al comienzo de la película "Brazil" una mosca cae sobre el carretel de agujas de una impresora que enumera los apellidos de las futuras víctimas de la represión estatal. Es así que el "distinto" que iba a ser detenido por las tropas de la burocracia no será atrapado esta vez. La mosca caída cambia una letra del apellido que se imprimía. Un "inocente" será secuestrado en su lugar, desaparecerá.
Hoy se llevaron a Luís. No ocurrió en una película, ni en Brasil. Pasó en la escuela de Mataderos. Se fue porque no logramos detener a la burocracia racista, miope y brutal, eficaz.
Luis nació en el bello Alto Perú. Por razones que él desconoce sus padres cambiaron la vida en las montañas por los talleres textiles clandestinos de Buenos Aires. Luís anda todo el día sucio: su ropa, sus uñas, su pelo. Luís repitió primer grado, también segundo. Por ser negro, por estar sucio, por ser repetidor fue puesto en segundo "B". Luís, los primeros días de clase de 2009 no habló, lloró y me reconoció al oído su tristeza por no haber podido terminar ese último ejercicio del examen que definió que, una vez más, perdiera a sus compañeros. Luis repitió porque sus maestras fueron ignorantes en lo profesional, irresponsables en lo político e insensibles en lo humano. Luís, en cuatro semanas en segundo "B", demostró estar alfabetizado, conocer para qué sirve ese conocimiento, tener completo y amplio manejo de la serie numérica, utilizar en más de un sentido la suma y la resta y sobre todo fue capaz de operar con una lógica tan (o más ) acorde a cualquier nene de su edad. Luis demostró una sensibilidad poco común. En veinte días de trabajo supo poner huevos, asumir el golpe de repetir e integrarse a un nuevo grupo con niños dos años más chicos que él.
Resulta que Luis tiene un hermano, muy parecido a él. En diciembre su mamá pidió una vacante para este hermano. Siguiendo con la nueva política de escuelas guethos de Mataderos se la negaron. Pues antes los bolivianos iban a las escuelas al sur de Alberdi. Ahora la zona de exclusión nace en la avenida Directorio. La mamá de Luis volvió a insistir en febrero. Sabedores de la imposibilidad legal de negar la vacante las “autoridades” le comunicaron que lo inscribirían pero sin beca del comedor (“Ya no quedan”, mintieron). Con tal noticia a esta señora no le quedó más remedio que anotar a su niño menor en una escuela a diez cuadras de la de su hijo mayor.
Hoy Luis llegó tarde. No traía el guardapolvo, esto me llamó la atención. Tras él venía su mamá. “Venimos a buscar sus cosas, lo cambio de escuela, me es imposible tener a los niños en escuelas distintas, no llego con los tiempos. Acá no quieren anotarme al chiquito”. Debo reconocer que la noticia me paralizó unos instantes. Hice silencio, traté de hacer memoria si tenía algún cuaderno de Luis para devolverle. Luego reaccioné. “Luis es mi compañero de trabajo, por qué se lo van a llevar”. Hablé con la mamá, le ofrecí mis datos para que los lleve como testimonio ante el supervisor de que “sí hay lugar en el comedor para el hermano de Luís”. La mujer me miró con extrañeza, quedó paralizada. Rápidamente le pedí a una colega que se quedara con los niños y me mandé como trompada hacia la vicedirección y luego a la dirección. Alcé la voz, expuse argumentos sólidos, hablé de legitimidad, de legalidad, del esfuerzo de Luis, de su pasado, no les dí tiempo de reacción. “Decile a la señora que me espere” dijo en voz baja la Directora. Así fue que se reunieron en la dirección. Resultado final. No pudimos cambiar el destino de Luis. Se lo llevaron. ¿Qué hablaron allí adentro? No lo sé. “Ahora me dice que no hay vacantes en primer grado, que ya son veintiséis”, alcanzó a decirme la mamá de Luis. Yo no supe cómo reaccionar. Tuve la certeza de no querer pertenecer más a la institución escuela, apenas alcancé a contener mi ira para no ponerme a insultar e irme dando un portazo. Solo atiné a llamar a Luis, darle un abrazo y decirle “te vamos a extrañar”.
Se lo llevaron a Luis. Se lo llevó la burocracia. La tibieza de su madre para defenderlo, mi torpeza y mis miedos para dejar todo e impedirlo. Se lo llevó la implacable burocracia, atroz, obtusa e inexorable. Que nadie crea que la burocracia es una falla, un error, algo que anda mal. Una mosca en la impresora. Ese es su juego, su terreno favorito. Confusión perenne, desgaste sistemático, manejo inhumano en el guardapolvo de una directora de escuela, en la cartuchera de un comisario, en los antojos de un gerente, la lapicera de un ministro, el recetario de un psiquiatra, el llavero de un guardiacárcel.

viernes, 7 de enero de 2011

En "El área 18" de Roberto Fontanarrosa, confieso que he leído

"…Fue cuando sucedió. La expresión y el denuedo de Garfagnoli en el acoso tuvo, por una vez, su premio. Se lanzó en el aire con sus combadas piernas al frente y atrapó entre ellas el balón y el botín derecho de un rival. Tres hombres cayeron sobre él cuando el sudamericano aún no había recobrado la vertical. Pero el contacto con el cuero de la pelota inyectó bravura al argentino y rebotó en el césped como un resorte. Pisó el balón y lo retrotrajo por detrás de su pierna izquierda, lo impulsó apenas hacia delante con la punta del botín y de inmediato lo volvió a sepultar bajo la suela de su zapato diestro para devolverlo al lugar de partida de la misma forma en que un gato podría juguetear con un ratón moribundo. La parte superior del torso del argentino se insinuó hacia la derecha como para emprender la carrera pero fue tan solo una finta, la ilusión de un movimiento, el espectro móvil de una intención. La cintura tornó a quebrarse y Garfagnoli salió limpio hacia su propio campo con el balón misteriosamente adosado a la capellada de su botín derecho. Todo duró menos de dos segundos…" 

jueves, 6 de enero de 2011

Distrito 9, Apartheid a los extraños.

Excelente. Apartheid  ni más ni menos que en Johannesburgo. Pero esta vez a unos extraterrestres. Simplemente imperdible. Crítica, irónica. Una enorme metáfora de la xenofobia y su contracara.

lunes, 3 de enero de 2011

en "La revolución es un sueño eterno", de Andrés Rivera, confieso que he leído




Escribo: un tumor me pudre la lengua. Y el tumor que la pudre me asesina con perversa lentitud de verdugo de pesadilla.
¿Yo escribí eso, aquí, en Buenos Aires, mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche? Escribí: mi lengua se pudre. ¿Yo escribí eso, hoy, un día de junio mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche?
Y ahora escribo: me llamaron -¿importa cuándo?- el orador de la Revolución. Escribo: una risa larga y trastornada se enrosca en el vientre de quien fue llamado el orador de la Revolución. Escribo: mi boca no ríe. La p
odredumbre prohíbe, a mi boca, la risa

domingo, 2 de enero de 2011

en "El verdugo en el umbral" de Andrés Rivera, confieso que he leído

"Le dije a Reedson que cada hombre en paro recibía dos pesos por día del fondo de huelga.¿Por qué él no?
Buena pregunta, me contestó. Su risa no era alegre.
¿No estás en huelga, vos?, le pregunté, y le clavé un cuchillo de vinagre.
Soy el secretario del Sindicato, no un banquero al borde de la quiebra. Entendé. Entendé eso por lo menos…
Miré al hombre que me pedía que lo entendiera, al que comió cerdo en la puerta de una sinagoga, y que, secretario del sindicato, no tocaría un peso del fondo de huelga, así vos y yo nos quedáramos sin pan y sin zapatos. Esa vez lo entendí. Y lo miré."

En "Sombra de la sombra", de Taibo II; confieso que he leído

"...Tomás Wong (secretario del sindicato, anarquista) recorrió el almacén hasta el final buscando al encargado para preguntarle por los materiales. Cuando al fin lo encontró perdido entre rollos de tela éste le dio trescientas explicaciones inconexas sobre por que no habían llegado las maderas, y el chino pensó que se había montado un enjuague para robarle centavitos a la fábrica. En esto, Tomás era muy claro. Los trapiches de los empleados de confianza eran cosa de ellos. Si hubiera sido un sindicalizado, otro gallo hubiera cantado, porque había un código de conducta implícito que decía muy claramente que un trabajador peleaba de frente contra la fábrica, que si quería más dinero lo ganaba en el combate sindical, pero no robaba. El código pasaba de viejos a jóvenes y había nacido con el sindicato. Sus cláusulas, fijas pero no escritas por nadie, establecía otra multitud de pequeños usos, como el de nunca hablarle al capataz si no era por motivos de trabajo, o el de resolver los problemas de la producción por uno mismo, o cubrir al enfermo, proteger al cansado, apoyar y sostener al aprendiz..."

Justo Suarez


Justo Suarez, originalmente cargada por alejandrodantesc.

¡¡ Por un justo feliz el 2011 !!

sábado, 1 de enero de 2011

¿Qué es la literatura?


Terry Eagleton, crítico literario y catedrático de la Universidad de Manchester revisa, en “Introducción: ¿qué es la literatura?”; de su libro “Una introducción a la teoría literaria”, cuatro definiciones de literatura. Las tres primeras son revisadas críticamente por el autor para llegar, a modo de conclusión, a la cuarta definición de literatura.
Decido compartir con ustedes una síntesis del capítulo pues (el texto original, obvio) se trata de un irremplazable análisis teórico realizado desde el materialismo histórico.

Ingeniería Revolucionaria

         Cuando hagamos la revolución concentramos la mayoría de los recursos educativos en una nueva carrera que llamaremos Ingeniería Revo...