Dos años de escolaridad inicial. Siete de primaria. Cinco de secundaria. Tres de profesorado. Diecinueve años dentro de instituciones alfabetizadores. Y ninguna, nunca, me dio la chance de publicar mi palabra. De cumplir con el fin último de la cultura escrita: escribir algo con sentido para un destinatario real.
Pero las cosas han cambiado. El mismo sistema que nos educa escribiendo *nada para nadie* hoy nos da la chance de publicar. Y ahí estoy yo. Escribiendo, boludeces y disparates, pero con sentido (al menos para mí) y para alguien. Lo hice 10.000 veces. Twitter.
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